Freehand un hotel con historia

El actual Freehand Hotel fue el famoso George Washington Hotel. Es de esos hoteles de la vieja escuela y estilo neoyorquino con historia propia … ¡Qué inspiran!.

El George Washington Hotel, fue inaugurado en 1928. En el se alojaron muchos músicos famosos, escritores y poetas como por ejemplo W. H. Auden (que lo llamó el mejor hotel de la ciudad) y Christopher Isherwood, o Keith Haring (que lo hizo como estudiante en la Escuela de Artes Visuales). En la década de los 90 estuvieron Dee Dee Ramone al igual que el dramaturgo Jeffrey Stanley.

En los años de la proibición en ocasiones se ultilizó como burdel y lugar de contrabando.

En una suit del hotel, Minoru Yamasaki y un equipo de arquitectos (en la década de 1960), elaboraron los primeros planes para el World Trade Center.

En 1981, un fugitivo asesino fue arrinconado por el FBI en el vestíbulo, y dos años más tarde, hubo un allanamiento de drogas.

El hotel estuvo a punto de ser demolido, pero fue impedida gracias al apoyo de una sociedad histórica local. Más tarde el hotel entró a subasta y fue arrendado a los Servicios de Vivienda Educativa. Casi todo el edificio estaba bajo el subarrendamiento de la Escuela de Artes Visuales y otra por inquilinos originales (que no eran estudiantes) que pagaban una renta estabilizada (renta antigua – algo que en Nueva York es un brillante en bruto) al estar protegidos por las leyes de alquiler de la Ciudad de Nueva York.

Ahora después de compras y ventas millonarias tenemos al nuevo Freehand, un hotel con magia e historia. Es de esos lugares que te hacen sentir la magia del lugar, desde el momento que estás en la puerta contemplando la entrada. Mientras que entras al hall no sabes exactamente donde estás, pero al recorrer el hotel enseguida te teletransporta a otra época, llena de glamour neoyorquino. Cosa que en las habitaciones desaparece para convertirse en cómodas y modernas estancias con un toque de inspiración en las paredes.

Cuando camino por sus salones y me siento en alguno de los sofás junto a la ventana con un café entre las manos, me imagino como se sentirían estos músicos, escritores, poetas y arquitectos y si les seguiría inspirando este lugar para sus creaciones … y yo creo que ¡Sí!.